1/2/15

el gato naranja - noticiero poético para américa latina




ORLANDO SIERRA HERNANDEZ

EL CADAVER DEL POETA AUN AL "SOL BRONCEADO"


Por Rafael Urrea Soto
Especial ZINETICA

Ya viene la parca, la máquina de la mala memoria, ¿dónde están los miles que marcharon el día de su muerte?, ¿adonde se fueron las exigencias de justicia?, los reclamos a la ley, la discutible ley, que ya es casi nada, en un país donde parece, vale más la vieja ley del talión, el ojo por ojo, diente por diente, porque aquí no se respeta, la vida de nadie y menos la memoria.

Orlando no sólo fue un periodista, que usaron como carne para la cena en esas elecciones de mitaca, donde los de siempre se salieron con la suya, gobernaron, esquilmaron el presupuesto público y borraron las huellas del delito. A Orlando lo mataron, se fueron sus palabras, se las llevaron con sus cenizas, fue más fuerte el soplido del viejo Cumanday.

¡Ahí está tirado todavía!, su cadáver, cerca de la misma acera desde donde los nadaistas le tiraron piedras al periódico La Patria en los viejos años 60s,  ¡ahí está tirado todavía!, tú puedes verlo, en los rostros de otros poetas olvidados, en las cavernas por donde atravieza Carlos Pizarro, declamando los poemas de Blaise Cendrars, o en la tragedia de la poeta Mercedes Valencia, que aún canta sus poemas a señas, su ciudad, la mala madre que se come a sus hijos, Manizales, le cobró la vida a este hombre de letras, educador, periodista y poeta.

¡Su cadáver aún está ahí tirado! pues aunque fue auxiliado él se quedó para siempre como testimonio, tirado al inclemente "Sol bronceado" no hay nadie que pase y le de un poco de agua, no hay nadie que le deje una flor ahí, sobre el asfalto. No hay un genio de nuestras universidades que lo defienda, pues casi todos, se han vendido a los partidos, que se dividen los pueblitos pobres que nos han dejado como pequeño orgullo.

Hoy como ayer, cada día más olvidado, se le hacen homenajes triviales, y se le usa como foto de moda, para recordarle al país las estadísticas, ahora ya no es Orlando Sierra Hernández, ahora es una estadística.

Por eso nuestro noticiero poético, quiere correr el velo y hacer llegar esta realidad a cada rincón de América, un vil asesinato, en el que no hay condenado alguno, pues al gatillero también le rebajaron la pena, y claro está señores al gatillero también lo asesinaron.

A Orlando lo conocimos en los recitales de la Casa de Poesía Fernando Mejía Mejía, su actitud de maestro, y su generosidad con las novedades de la poesía, lo hicieron cómplice de nuestra revista en los años 90, en esa época nombraba mucho al escritor Jorge Ibargüengoitia, de quien citaba que para escribir se necesitaba un 10% de inspiración y un 90% de transpiración.

Nos presentó la poesía de Homero Aridjis, fue un entusiasta de la creación del Centro de escritores de Manizales, que fundamos para darle herramientas a los nuevos escritores y fue tomado por los farsantes y la politiquería.

Recuerdo de Orlando su voz enfurecida contra la injusticia, como iba poniendo en sus conversaciones los puntos sobre las íes, cuando las conversaciones de sus contertulios caían en temas de política. Una noche en una fiesta, me llevé de él un nítido recuerdo, cuando empezó a relatarle a Otto Morales Benítez el capítulo I de "Cien años de soledad" mientras nos contaba a todos, cómo había sido su encuentro con Gabriel García Márquez y la anécdota de cuando le declamó de memoria ese capítulo.

Orlando llegó de Santa Rosa de Cabal, estudió Filosofía en la Universidad de Caldas y llegó a ser el Subdirector del Diario La Patria de la ciudad de Manizales, frente a su sede fue asesinado por la espalda de un tiro en la cabeza el 2 de Febrero de 2002. Su obra está realmente por ser editada, su ejercicio de periodista, le hizo olvidar a muchos que lo que habitaba realmente en sus venas era la poesía.

Todos entraron a la catedral central a dejar unas palabras, un testimanio, yo no fui capaz de entrar a ese acto donde los manizaleños se dieron golpes de pecho.

¿Dónde están ahora los que dijeron admirar al poeta y su obra?  nadie recuerda a ciencia cierta, que el cadáver se nos quedó ahí tirado en esa esquina, su sangre aun baja por las calles aledañas y no va a parar de manchar nuestras calles, hasta cuando el asesino sea condenado.


Les compartimos esta selección de poemas de Orlando Sierra Hernández, de su libro EL SOL BRONCEADO que está firmado con una dedicatoria que dice de su puño y letra: "Estos versos juveniles, ya camino del olvido". Fue editado por la Imprenta cafetera en 1985, con una fotografía de María Elena Mejia y Diseño del desaparecido artista Mario Duque.


EL SOL BRONCEADO

POEMAS

ORLANDO SIERRA H.

"De la contradicción de las contradicciones,
la contradicción de la poesía,
borra las letras y después respíralas,
al amanecer cuando la luz te borra."
                       José Lezama Lima


"Y cruzaste el umbral de un mundo mágico, 
la otra realidad que está tras ésta..."
                   Luis Cernuda


CORPUS

ESPEJISMO

A veces de tarde en tarde
el aceite del verano
se nos metía en el cuerpo.
En las noches
(lustrosas como el asombro)
el abanico del deseo
soplaba con vehemencia
y tú y yo
entre tanto
vivivíamos y convivíamos
con la más oscura naturalidad,
en fin...



CELEBRACION


Ven y tiéndete acá
sobre el delgado alimento
de las bestias
para la loca celebración de nuestros cuerpos.
Acércate
quítate las ropas
y ponte desnuda
al empuje de la noche y el deseo.
Abandonémonos.


A  LAS PUERTAS DEL CIELO


Fraguar una nueva leyenda en tu cuerpo
             tantas veces visitado.
Detenerse de nuevo en cada lugar
y contemplar con el renovado interés del turista
             que regresa
aquellos parajes que antaño guiaban tus
             manos.
Detenerse, repito, en el siempre abierto asonbro
de tus carnes
y
penetrar luego como hombre que ya conoce
              el rumbo
hacia la emboscada de tus muslos
              armado
para el intacto ritual de antes de la última tregua.



EL SOL BRONCEADO


Resulta exasperante verte surgir del lecho
a esa hora en que la claridad del día
gana el mundo.

Tu desnudez flotando por el cuarto
y el agua que despierta
y te lava mis caricias y te aisla del sueño:
todo tan absolutamente deplorable.

Sobre tu piel otra realidad
no menos cierta
a este amor que la impugna.

La despedida, tan cercana siempre de la tristeza,
abandonándonos
a la vigilia de los cuerpos.

               
AZARES Y DIVERTIMENTOS

EPIGRAMA DE AMOR


Pequeña y delgada 
como un paraguas
me eres necesaria
al sol y en la lluvia.



MOTIVO DE OBSERVACION


Y cuando la mulata
de la vendimia amorosa
se aleja
-desnuda entre las palmas-
a sus acderas como a un imán
se adhieren partículas del paisaje.


DE LA FARSA


Tanto como esperábamos
de estos tiempos
                         para venir a ver
que la vida
-al igual que cualquier viejo bolero-
se nos repite
                                 siempre
por el lado de los recuerdos.


NOTA DE VIAJE


Aquí
-y no lejos de aquí-
hoteles
              de apremiantes crepúsculos

y escurridizas albas
del color 
                del desvelo
y blancas y negras prostitutas
con cuerpos de momento
y verdes ojos 
                       iguales al mundo
antes de un eclipse de sol
asomados
                 a un paisaje
                                      definitivo
como un testamento por abrirse.


HERIDA DE SIEMPRE

Los errores que nos marcan
son inolvidables
como beso de moribundo.
Las distancias y el tiempo
pueden madurar
las más sutiles convicciones,
los adioses más mentidos, 
pero (inútil es decirlo)
no hay olvido posible
para aquello que nos habita
como el sueño.



POETICA


                                     "Hubo además un maestro (...) que a
                                  las preguntas de sus discípulos no
                                  respondía con palabras, sino con el
                                  índice, que sabía levantar..."

                                                                              Hesse.


Superar la tentación
del verso fácil
o el lugar común,
más también
(de ser posible)
evitar incluso el poema
que al fin de cuentas
la palabra es
(obviamente)
tan solo lo que sobra
del silencio.




INVOCACIONES

HOMENAJE A UN MUSICO

Saliva blanca de boca negra
inflando sonidos que revientas como burbujas
en el aire de una multitud
fanática del jazz
Louis Amstrong es el trompeta.
Su música la sienten
los gangsters de la época
-las gentes de la época-
con un aire más familiar
que escuchar el trino de un pájaro en verano.
Un reloj va empujando el tiempo en su carrera
y la boca negra
que se fué con su filtro dorado hasta la gloria
en la época de la depresión
sigue aún con su música prendiendo los salones.



WALT WHITMAN



En agonía, en duro lecho
el viejo poeta
de barbas tan blancas
como el espacio que queda
entre una línea y otra del poema
sueña jóvenes muchachas
tendidos bellamente sobre el pecho del mundo.
De sus labios en delirio
hermosas palabras brotan
que hablan del amor y el deseo
bajo la desteñida loma del cielo,
en verano,
y sobre la hierba que ha venido
perfumando el rocío desde la creación,
que es "el abrazo del amante que nos despierta"
y nos anuncia a nosotros mismos.



LEYENDO A PESSOA

Debió de ser en Lisboa hacia los años veinte,
Tú, me imagino, muy galante y cortés
pero también algo tímido.
Ella, una muchacha hermosa de provincia
con quien te sentabas a mirar las nubes
pues cuando permanecías junto a ella
en las nubes te fijabas mejor.
El romance -pueril a pesar de todo-
poco tiempo duró, y sin embargo
como todo aquello que veías
siguió siendo para ti de otro modo,
a pesar de que no entendieras, no comprendieras,
que habías aprendido a mirar,
con los ojos asombrados de una muchacha que 
                                                                      te amó.



\COMO MURIO ROBERT LOWELL

Robert estaba sentado al volante,
la cabeza levemente inclinada a la izquierda
como si mirara por el retrovisor
el mundo
que a su espalda
era ya inexistente.
La mano derecha,
en posición de descanso sobre el espaldar,
dejaba ver como a un bello reloj de oro
su esclava de cardíaco,
enceguecedora a los ojos del policía
que anotaba los números de la matrícula del auto
que conducía el poeta.
Lowell Robert Lowell parecía indiferente, 
el pie sobre el freno infinito
para no ir a tocar
una realidad que ya no le pertenecía,
como tampoco le pertenecía en aquel momento
el parte de tránsito de Nueva York
que quería entregarle el hombre 
que lo descubrió muerto.



SEÑALES DE DIFUNTO


Empezaré por decirles
que no me importa el refugio.
Sé de antemano donde se halla el lugar,
no sabiendo exactamente
el sitio determinado.
Sinembargo (lo más seguro) iré a ojos cerrados.
Reviviré mi antigua
severidad del rostro
(ahora por razones valederas)
No llevaré etiqueta, boleros, mucho menos recados;
tampoco preguntaré, 
qué se hubo de hipotecar para conseguir la caja
(será incómodo hablar en ese instante),
además ya no tendría palabras.
Al fin soy la figura central en el entierro.


ORLANDO SIERRA HERNANDEZ
21 de febrero de 1958 - 4 de febrero de 2002

FOTO: Diario La Patria

el gato naranja

noticiero poético para américa latina
-sección zinética-

Director:  Rafael Urrea Soto. Comité editorial: Mauricio Trujillo,  Andrés Quintero, Víctor Gaviria,Juan Diego Velásquez Romero, Jandey Marcel Solviyerte,  Carlos Calle Archila,  Jaime Eduardo Jaramillo, Carlos Mario Uribe,  Edgar GonzalezRaúl González, John Henry Orozco, Héctor Jaime Carvajal, León Darío Gil, Fernando Cuartas, Ulises Giraldo y Mario Armando Valencia. Participan desde Nueva York Julio David Gonzales, desde Buenos Aries (Argentina)  el poeta Juan Gómez, desde La Paz Bolivia Carlos Idrobo y desde Sidney (Australia) Carlos Cuéllar.
contactos:
cdcine@yahoo.com

Publicado por PRENSAMOVIELAB / Encuéntrenos en Twítter como @ZINETICA


Sección zinética
Edición  Febrero 2 de 2015

el gato naranja
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