La
Reina de España
el cine de Fernando Trueba
Por Rafael Urrea
Especial ZINETICA
Fernando
Solanas y su generación, hicieron un importante aporte a la historia del cine,
al visibilizar que habiendo un primer cine industrial y un segundo cine que se
consideraba de autor, debería existir un tercer cine en contra-corriente a las
ambiciones de la industria de Hollywood. Si bien el caso latinoamericano es un
asunto generacional, con una misión clara que empieza en los 50s, ¿cómo puede
aceptar el pueblo español un cine político? sobretodo cuando los ecos de los
tiempos de Franco aun perduran en sus mayores, y en la forma de pensar de una
gran mayoría poderosa, (véase el asunto de Catalunya en estos días).
Es en
verdad tarea compleja, sobretodo si se trata de hacer un cine que le hable a
las masas y también cumpla los deseos de la industria. En el caso de Trueba, si
bien su cine cumple seguramente las expectativas del establecimiento, su
mensaje político resalta con sobrecogedora ironía y eso lo hace un poco
inclasificable. Comedias, han dicho siempre, pero ante la personalidad
manifiesta en su amplia visión intelectual del mundo, decir que son comedias es
decir muy poco, pues Trueba, como Jose Luis Cuerda, o Víctor Erice, por decir
lo menos, han enfrentado con sus películas que no pueden prescindir de la
Guerra civil y la dictadura, a una España, que aun se ufana de su tradición republicana.
Para
hablar de Trueba, habría que tener un par de guantes, que diferenciaran cada
caso, cada actor, cada señal de autor manifiesta en sus películas. Fernando Trueba
visitó entre el 17 y el 21 de octubre de 2017, la ciudad de Medellín, y compartió
con el director colombiano Víctor Gaviria, quien está
al frente de la Cinemateca de Medellín, en una serie de conversatorios,
conferencias y entrevistas.
Después
de escucharlo, pasaba por mi mente mientras veía la belleza simple de El
Artista y La Modelo (2012) con Aida Folch, Claudia
Cardinale y Jean Rochefort, la idea de conexión en un lenguaje
cifrado, complejo, que trae entre líneas la profundidad de su pensamiento. Por eso cada
minuto me asaltaba el personaje seudo-intelectual de Matías en Opera
Prima (1980) que en su posición escéptica planteaba una especie de resistencia
a la insensibilidad y a lo superficial, ese enrevesado personaje que pareciera
que ama pero odia, mientras ama, que saca citas de todo lado y se desliza por esas
avenidas con su Hermosa prima Violeta, en un ambiente tan cosmopolita, que
evoca el Nueva York del cine de Woody Allen.
Y
no podía pasar desapercibido, que si bien ese
discurso político, pareciera que no es el centro de la discusión, si es en
realidad la apuesta del afamado director, que recibiera un premio de los Oscars
de la Academia de artes y ciencias cinematográficas de Hollywood, por su más reconocida película Belle Époque (1992) en donde con Penélope Cruz y un casting de lujo, nos lleva a conocer la
historia de Fernando, que arriba apenas amaneciendo la posguerra, a la intimidad
de una familia de hermosas mujeres y su padre artista. Así la amistad de Fernando con la familia del
viejo Manolo, le permite que aun tenga tiempo para el desenfreno.
Por
eso, en las películas de Fernando Trueba, no sólo hay ese rasgo de humanidad
tan nítido y certero, sino también una universalidad envidiable. Los temas se
van presentando y sostienen un discurso central que es político, aunque la crítica
se embelesa con las formas diversas de su comedia. Es en esa cómica forma que
presenta las relaciones familiares, como en Belle Époque (1992) o de las soledades como la de Susana (Aída Folch), el hermoso personaje de El
Embrujo de Shangai (1994) donde dialogan a la vez, la
universalidad, la aldea, la nostalgia de la infancia, el cine que habla a las masas, y la historia, sorprendiendo con este relato sobre
un padre que es como un fantasma y sólo existe en la esperanza de su hija y en los relatos
sesgados de un hombre que regresa y las ilusiones de una pareja de adolescentes
que se conocen fortuitamente.
El
origen de Macarena, el personaje de La Reina de España (2016) está 18 años
atrás en 1997 cuando Fernando Trueba rueda La niña de tus ojos, allí Penélope Cruz empieza
a hacer parte de la historia mítica de esta actriz española – estadounidense, Macarena
Granada. El rodaje en Alemania que cuenta la historia, supone una
dificultad adicional, al ingresar el alemán como segunda lengua en los diálogos,
y dejar discurrir esa poética puesta en escena y las evocadoras palabras que
nos conectan con sus colores “Quiero ver la luz de Andalucía”. Ya en La Reina de España, en esas
escenas detrás de cámaras, se adivina una pasión de España vista por el ojo del
cine Americano. Me asaltaba así, la imagen de Don Quixote el
resultado del paso de Orson Welles, por una España que abandonaba su tradición
para dar paso a la modernidad, y esa icónica imagen de mi recuerdo de ese Quijote, se superponía
sobre la de la reina, dejándome impresionado con ese significado, la presencia de los americanos haciendo un cine sobre España a mediados del siglo XX.
La
Aventura de Trueba va más allá, al reorganizar el elenco de La
niña de tus Ojos en esta película dirigida por su personaje Blas
Fontiveros que retorna con su Macarena Granada para hacer,
esta vez co-dirección, con un americano, Mr. Scot “algo así como un J. Ford, un
hombre Viejo, un director llevado a menos por los años”, pero el director
Español cae en manos de la dictadura y es recluido a trabajos forzados.
Y
en ese jardín colorido, las flores hacen suspirar con sus perfumes
inolvidables, Penélope Cruz aparece radiante como Macarena en esta incomprendida
película para su propio público; La Reina de España es un sentido
homenaje a los directores perseguidos, a los guionistas americanos encarcelados
y acusados por ser comunistas, a la historia de España, a la reina, al cine
norteamericano y en un giro estupendo un reclamo al fascismo y al mismísimo dictador
“Franco”. El cine de Trueba es una máquina de cuestionamientos a la historia, al
arte, a la feminidad y al sexo, como motor de las sociedades y una invitación a
la belleza del arte, a las formas de la belleza. Como en El Artista y la Modelo la
intimidad de un estudio de escultor, es el espacio para el encuentro de las dos
españas, la gozosa vida de puertas para adentro y el sonido de las balas y los
aviones que cuentan la guerra civil. Personajes envueltos en sus pasiones
personales, que no pueden evitar hacer parte de la historia de una nación avergonzada de sus muertos y su dolor.
La
Reina de España es una película que muestra el otro lado
del cine, como en una virtualía, detrás de cámara, se va más allá en cada
instante, ya lo había hecho Jean Francoise Truffaut en La Noche Americana, y esa
majestuosidad del instante del rodaje, llega de repente en un hermoso plano
donde Penélope Cruz, evocando también las canciones del rodaje de La
Niña de tus ojos representa a la reina Isabel la Católica. Canta
hermosamente, su versión de “Granada”, susurrando casi al oído, como el mismo Trueba
nos contara que le pidió a la diva, que cantara esta versión en ingles, de la hermosa
canción que interpretara Agustin Lara, y que hiciera famosa en el mundo Frank
Sinatra, o el mismo Plácido Domingo y que ha sido entonada por tantas voces, haciendo ver la belleza, la oculta
belleza que está más allá.
Y
esta majestuosa reina Isabel, está también desacralizada desde la diva que ha regresado a su país para
representar este papel, y que siendo amenazada por Franco, lo vence de repente retándolo con su feminidad.
- “
! Sus palabras me las paso por el coño ! ”
Así
la historia ondea temblorosa, ante las contundentes propuestas de este cine,
que le da al público lo que quiere, ausculta, abre un debate permanente y hace
desfilar ante sí, actuando frente a su “ojo estrábico” a sus actores en La niña de tus ojos como Antonio Resines, Rosa María Sardá, y a otros que parecen de
fantasía como Arturo Ripstein en su participación como actor.
Fernando
Trueba es poseedor de un potente humor negro, y un serio representante del cine
político, su obra sí va en contra del establecimiento, aunque dialogue con las
estrellas del cine mundial, aunque se haya parado ante todos en el teatro Kodak
para hacerle un homenaje a su amigo Billy Wilder, al ser llamado por Anthony Hopkins al escenario y pronunciar sus ya reconocidas palabras al recibir la deseada estatuilla:
“Quisiera creer en Dios para darle las gracias, pero sólo creo en Billy Wilder,
él es
mi verdadero Dios. Gracias míster Wilder.”
noticiero poético para america latina
Director: Rafael Urrea Soto Comite editorial: Jaime Eduardo Jaramillo, Victor Gaviria, Mauricio Trujillo, Andres Quintero, Juan Diego Velasquez, Jandey Marcel Solviyerte, Carlos Calle Archila, Carlos Mario Uribe, Edgar Gonzales Quintero, Raul Gonzalez, Hector Jaime Carvajal, Leon Dario Gil, William Aguirre, Fernando Cuartas, Ulises Giraldo y Mario Armando Valencia. participan desde Buenos Aires Argentina, el poeta Juan Gomez Ossa, desde La Paz Bolivia Carlos Idrobo, desde Nueva York Julio David Gonzalez, Gabriel Jaime Caro, Gajaka y desde Sydney Australia, Carlos Cuellar.
Seccion ZINETICA - EDICION ESPECIAL OCTUBRE DE 2017
ESCRIBANOS A:
hispanavista@gmail.com
WORKSHOP HISPANAVISTA
Por Rafael Urrea
Es en verdad tarea compleja, sobretodo si se trata de hacer un cine que le hable a las masas y también cumpla los deseos de la industria. En el caso de Trueba, si bien su cine cumple seguramente las expectativas del establecimiento, su mensaje político resalta con sobrecogedora ironía y eso lo hace un poco inclasificable. Comedias, han dicho siempre, pero ante la personalidad manifiesta en su amplia visión intelectual del mundo, decir que son comedias es decir muy poco, pues Trueba, como Jose Luis Cuerda, o Víctor Erice, por decir lo menos, han enfrentado con sus películas que no pueden prescindir de la Guerra civil y la dictadura, a una España, que aun se ufana de su tradición republicana.
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